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Ganimede irradia un destello brillante que recuerda a la suculenta mandarina
que se abre en las primeras notas de la fragancia.
Nombrado en honor al príncipe troyano raptado por Zeus
y a quien los dioses concedieron la vida eterna para preservar su belleza,
el eau de parfum Ganimedes presenta una textura sedosa con toques de osmanto,
que evocan albaricoque, violeta empolvada y gamuza aterciopelada.
Marc-Antoine Barrois y Quentin Bisch imaginan la esencia de una piel divina:
cálida por la caricia del cuero leonado,
salada y bañada por el sol con facetas de azafrán de siempreviva,
infusionada con especias y heno,
y realzada por el contraste de un aliento mineral,
similar al mundo marmóreo de los dioses.
La paradoja de Ganimedes reside en su aliento,
con una textura etérea, que deja una estela de magnitud y persistencia inigualables.
Un clásico contemporáneo.